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Convertirse en madre

Convertirse en madre no es solo parir un bebé, evidentemente esa es una de las condiciones, aunque no siempre, convertirse en madre es entrar en un lugar que nunca hubiera podido imaginar, ese recién nacido viene cargado de sorpresas, no es solo el cambio de ritmo, es un cambio profundo. Este artículo lo relata maravillosamente.
Está tomado del blog de Nuria Otero Tomera.
Que lo disfruteis

Convertirse en Madre

Entre madres anda el juego

Escrito por Irene Garcia el 12/05/2011

abrazo

Las madres se juntan. En los parques, a las puertas de los colegios, en los cumples, en el Mac Donald’s,… incluso en cenas de Navidad (guiño a las mamis del cole de Ana, sobre todo a las que no vinieron), las madres nos juntamos mucho más que los padres. Será cultural o genético y las feministas pueden lanzárseme al cuello por el topicazo, pero las mujeres se juntan. Se juntan y hablan.

Repitiendo probablemente un comportamiento heredado de nuestras antepasadas, las mujeres mantenemos relaciones con otras mujeres basadas básicamente en la conversación. Y cuando eres madre, la conversación versa sobre cachorros, como no podía ser de otra forma. Incluso en las cenas de Navidad que se alargan hasta las cinco de la mañana.

Como dice el proverbio africano “para criar un niño se necesita una tribu entera” pero las “tribus de madres” que crían juntas en Occidente ya no se llevan. La maternidad se ha convertido en un acto solitario, prácticamente circunscrito a la intimidad de unos hogares cada vez menos poblados que la transforman en muchas ocasiones, en una carga. La soledad no es buena consejera (aunque a veces sea mejor que algunos consejos) y no hay escena más típica que el marido que llega a casa cansado de trabajar y se encuentra a su anteriormente bella esposa hecha unos zorros y maldiciendo en lenguaje-bebé.

Creo que esta es una de las razones por las que algunas mujeres desean con fervor que llegue el día en que se les acabe la baja maternal, para poder volver corriendo a sus trabajos, donde poder volver a hablar con adultos y con la obligación de ducharse a diario. Estar sola en casa con un bebé no es bueno, ni para la madre ni para el bebé. Y sin embargo es lo que la sociedad espera de ti. Que te las apañes. Algunas madres primerizas incluso vemos mal pedir ayuda a nuestra propia madre. Y cuando esto ocurre acabamos, mamá y bebé, pidiendo socorro en lugar de compañía.

Afortunadamente siempre hay gente que va más allá de lo que la sociedad impone. Los grupos de apoyo a la lactancia son un buen lugar para estrenarse en esto de las reuniones de madres. Sitios donde, por supuesto, los bebés no sólo están permitidos, sino que son bien recibidos. Lugares donde charlar de todo un poco, compartir experiencias y crear nuevos lazos de amistad. La amistad entre mujeres aumenta la oxitocina, reduce el estrés y es buena para la salud.

Sin embargo los grupos de lactancia tienen una función concreta, que es asesorar con los problemas en la lactancia materna. Y las madres de biberón se quedan fuera, excluídas (aunque no creo que ningún grupo de apoyo a la lactancia impida su entrada y desde aquí animo a todas a acudir a uno, aunque no hayas dado el pecho, es lo de menos, la cuestión es compartir).

A pesar de que las redes sociales estén en gran medida contribuyendo a minimizar los estragos causados por la falta de esa tribu, a pesar de que las tribus virtuales en muchas ocasiones se conviertan en verdaderas relaciones de amistad, el contacto físico es importante. Y a las mujeres nos gusta tocar.

Por eso hoy os presento dos iniciativas para formar tribus reales, de madres cercanas a las que poder abrazar.

La primera es Entremamás, aunque ya no es nueva, supongo que muchas no la conoceréis.

La segunda se está estrenando. La Saleta, fundada por Raquel Tasa del Blog Madre Tierra y de La casa de las mamás.

Las madres recientes y las no tan recientes, hacedme caso y no os las perdáis. Yo cogía a Ana, me la ponía en el fular y me iba a la calle, pero eché de menos compartir con otras mujeres en la misma situación que yo.

¿Asistes a un grupo de madres? ¿Quieres contarnos tu experiencia?

Al final lo «normal» acaba siendo vivir el embarazo como una enfermedad, el parto casi como un castigo y la crianza..

Desde KEBUSKAS, Merche nos plantea la necesidad de las redes de mujeres, de lugares de encuentro donde charlar sin ser juzgadas, compartir, reir, llorar sabiendo que todas estamos en lo mismo, ayudándonos, haciéndonos hermanas dejando las diferencias en un segundo plano, para centrarnos en lo que realmente importa: LA VIDA.

¿Donde están las redes de apoyo entre mujeres, entre madres? ¿A dónde nos lleva el tipo de crianza actual? ¿Sentimos que podemos vivir esta experiencia de otras maneras…?

A mi particularmente, me da la sensación que el sistema que utilizamos normalmente (guardería, ludoteca y nuestras madres o padres con un poco de suerte…) debido a la no existencia de redes de madres es un sistema muy cerrado… porque al final no se produce el encuentro, el intercambio y el apoyo entre nosotras las mujeres…

Siento que vivimos una maternidad de manera muy solitaria, con muy pocos recursos a nuestro alcance que nos respalden… y aunque vamos superando la prueba, al final el mensaje que nos queda es: «hay que apañárselas solita…» y nos va creciendo una coraza, si invisible, pero ahí queda… que no nos deja ser empáticas con otras mamás que nos encontramos en nuestro camino… y con los bebés de éstas: «a mi no me ayudó nadie», «yo estaba sola con dos, tres, cuatro hijos y nadie me hacía nada…», «te acostumbras a todo y lo acabas haciendo…»

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Doulas II

Estoy segura que este artículo levantara opiniones airadas y controvertidas, pero también estoy convencida de que lo mejor es reflexionar sobre todo, también sobre esto. Desde Lactancia y Psiquiatria un post para pensar, para subir, bajar y volver al centro 🙂

No soy doula ni pretendo serlo. Las mujeres que me ayudaron en mis puerperios nunca se hicieron llamar doulas. Tal vez por eso a mi tampoco se me ocurre nunca  llamarme doula ni pensar que lo soy.

No soy doula pero si que me gustaría aportar un par de reflexiones en torno a las doulas, sin ánimo de ofender pero con ganas de contribuir a un  debate colectivo que creo necesario.

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La lactancia salvaje (Laura Gutman)

Ojalá todas las mujeres encuentren su lado salvaje, ojalá a través de la maternidad se reencuentren con lo que son, ojalá nada se interponga entre sus hijos y ellas. Cuando algo lo impide, cuando una no puede, no debería quedarse en casa, busca un grupo de lactancia cercano, busca una amiga con una lactancia exitosa. No te encierres busca otras manos que te acojan a ti tambien.

Via Laura Gutman

La mayoría de las madres que consultamos por dificultades en la lactancia estamos preocupadas por saber cómo hacer las cosas correctamente, en lugar de buscar el silencio interior, las raíces profundas, los vestigios de femineidad y apoyo efectivo por parte de los individuos o las comunidades que favorezcan el encuentro con su esencia personal.

La lactancia es manifestación pura de nuestros aspectos más terrenales y salvajes que responden a la memoria filogenética de nuestra especie. Para dar de mamar sólo necesitamos pasar casi todo el tiempo desnudas, sin largar a nuestra cría, inmersas en un tiempo fuera del tiempo, sin intelecto ni elaboración de pensamientos, sin necesidad de defenderse de nada ni de nadie, sino solamente sumergidas en un espacio imaginario e invisible para los demás.

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Isabel Aler, socióloga: El trabajo es un obstáculo para la maternidad, no al contrario»

La maternidad es el tesoro de la sociedad, el lugar donde se siguen creando a pesar de ella misma los individuos que la sostendrán en el futuro. Y por ello debería ponerse ya a trabajar para crear un espacio de preferencia para ejercerla.

Artículo tomado de IDEAL

Isabel Aler, socióloga: «El trabajo es un obstáculo para la maternidad, no al contrario»
Las «madres insumisas» confían en el saber de sus cuerpos para parir y criar, se enfrentan al sistema sanitario y asumen prioridades
INÉS GALLASTEGUI/GRANADA
Isabel Aler, socióloga: «El trabajo es un obstáculo para la maternidad, no al contrario»
SOCIÓLOGA. Isabel Aler, ayer en Granada. / JUAN ORTIZ

La profesora titular de Sociología de la Universidad de Sevilla Isabel Aler (Barcelona, 1960) pronunció ayer en el auditorio de la Caja Rural la conferencia ‘Maternidad e insumisión’, invitada por el grupo de apoyo a la lactancia materna Mamilactancia. Aler explicó qué es el movimiento de «madres insumisas», «minoritario pero altamente motivado». Se trata, señaló, de mujeres que confían en la sabiduría de sus cuerpos para «concebir, gestar, parir y criar a sus hijos»; se enfrentan a los dictámenes del sistema sanitario sobre «cómo debe ser una madre adecuada»; se organizan para compartir su experiencia con otras madres; y, ante un mercado de trabajo que considera la maternidad como «un obstáculo», deciden que lo que es un obstáculo para una maternidad consciente es el mercado de trabajo, y asumen «prioridades vitales».

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Nos presentan en sociedad

Desde el blog de Ser Mamas nos citan y nos hacen una presentación en sociedad en toda regla. Gracias !!

Las madres se mueven

Escrito por Irene Garcia el 11/11/2010

lacasadelasmamas

Ya no hay duda de que Internet y en especial los blogs y las redes sociales son una importante herramienta de comunicación. Y el tema de la maternidad no iba a ser menos. La blogosfera materna es cada vez más grande y las madres hemos pasado de ser simples consumidoras pasivas a convertirnos por nosotras mismas en generadoras y transmisoras de información y, por supuesto y como no podía ser de otra forma, de opinión.

La capacidad de las redes sociales de agrupar individuos con intereses comunes se traduce en el caso de las madres en algo bastante más complejo. Los intereses de las madres van más allá de organizar un viaje o comprar el nuevo gadget ultramoderno. Las madres (y seguro también los padres) tenemos una prioridad que no hace falta ni mencionar y hemos llegado a internet con ella muy presente ¿verdad? Las redes sociales permiten no sólo compartir, sino también debatir y sobre todo coordinarse.

La respuesta al artículo Madre o Vaca de El Mundo, traducida en montones de post por toda la blogosfera materna y plasmada en una Carta al Director que ha conseguido gracias a las redes sociales cerca de 10000 firmas (si no más a estas alturas) es sólo un ejemplo.

Por toda la red y especialmente en las redes sociales y los blogs aparecen cada día nuevas iniciativas para compartir conocimientos, experiencias y actuaciones entorno al tema de la maternidad. Agrupar la información, algo que hasta hace poco parecía casi imposible, es cada vez más fácil.

lactancia daily

Algunos ejemplos de esto son los diarios de Twitter. El Diario de lactancia, El Diario de Crianza y los últimos en unirse a la fiesta Las Blogueras y El Diario de Amor Maternal, son herramientas que permiten no sólo agrupar toda la información generada por los usuarios bajo un mismo hashtag, sino sobre todo, que la información que tú misma generas o compartes pueda llegar a mucha más gente. ¿Tienes un blog o lees varios blogs interesantes? Sólo tienes que lanzar un tweet bajo los hashtags que recogen todos estos periódicos y tu info estará a disposición de todo aquel al que le interese.

Y desde ayer y como primicia aparece ahora en la blogosfera La casa de las Mamás, un blog creado por Raquel Tasa (editora del Blog Madre Tierra y a la que he tenido la suerte de conocer gracias a Ser Mamás) y que pretende reunir los post más interesantes dentro del tema general de la maternidad: feminismo, embarazo, parto, crianza, lactancia…todo cabe en este blog. A golpe de click y todos juntos. Tal y como explica su autora en la presentación

Aqui encontrareis los mejores artículos referentes a maternidad, crianza y femineidad que circulan por la red. Todo aquello que necesitas en un solo blog. Y también un espacio de reunión en el que compartir. A falta de una sociedad en la que la urdimbre femenina surja por sí misma, los grupos de mujeres pueden ser un buen sustituto, así pues, aqui empieza un espacio dedicado a todas, madres o no, entendiendo que la maternidad y la creatividad que la rodea es una parte importante de la vida de las mujeres. Esta casa que nutrireis vosotras será nuestra pequeña gran tribu. ¡¡Bienvenidas todas!!

Las madres nos estamos moviendo y tu opinión también cuenta. No nos mires, únete.

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Nos necesitamos unas a otras

Por Ileana Medina Hernández de Tenemos Tetas

He estado releyendo la historia de lactancia prolongada que publiqué en el post anterior, y luego he descubierto la que sobre los inicios de su lactancia cuenta Cristina Pemán, en su blog Madres Rebeldes.
Mientras más conozco historias de este tipo, más me pregunto cómo es que, finalmente, muchas madres logramos amamantar en un entorno cómo este. No me curo de espanto, no dejo de asombrarme. No deja de ser un milagro que existan lactancias, largas o cortas, dadas las circunstancias.
Basta con leer la historia de Cristina, para saber por qué triunfa la industria del sucedáneo.  No es culpa de las madres, claro está. Si la realidad fuera la que describe Irene en su post, no necesitaríamos ser heroínas ni sabias, solamente necesitaríamos dejarnos llevar por la naturaleza y el instinto.
Cristina da un consejo aragonés: No reblar, no retroceder, no cejar en el empeño. Pero es que no cejar ante tamaños obstáculos, a veces puede ser sencillamente imposible.
Te encuentras con la cesárea, con la separación en el hospital, con las pezoneras, con los sacaleches, con los comentarios de todo tipo… No cejas. Sigues insistiendo. Pasa una semana, aparecen las grietas, las mastitis (¡el único especialista español en mastitis es un veterinario!)… Pasan dos semanas, vas al pediatra y te dice que tu hijo no ha subido de peso, y que hay que dar un «refuerzo». Logras hacer oídos sordos a la recomendación del pediatra y a la de todo quisqui que te dice que no sigas… Pero tú, no reblas. Pasa el primer mes, y al fin, sientes que tu pecho ya no te duele. Estás agotada, no duermes ni dos horas seguidas, tu marido ha vuelto a trabajar y te pasas todo el día en casa sola con el niño, sin peinarte y sin vestirte, sin poder soltar al niño porque llora, sin poder ni hacerte de comer, con vecinas que te «aconsejan» que lo dejes llorar pero que no te acercan un plato de sopa… Pasan dos meses, y al fin, tu oferta de leche se regula a la demanda del niño, y ya no chorreas leche por doquier, ni necesitas discos de algodón. Empìezas a respirar.

Llega el cuarto mes, y al fin, sientes que la lactancia puede ser un placer. Que ha valido la pena llegar hasta aquí. Has aprendido a conocer a tu bebé, ya está más «durito» y ríe a carcajadas, y quizás hasta aguanta tres horas entre toma y toma. Comienzas a disfrutar de la maternidad, y entonces, tachán tachán, toca volver al trabajo. La separación por la mañana te deja una angustia en la boca del estómago que no se te quita en todo el día. Te sientes como una piltrafa.  Tienes que ir a sacarte leche al baño de la oficina. Ese puto sacaleches no va contigo. Por la noche, no vales para nada. Necesitas descansar, porque tienes que levantarte a las 7 de la mañana para irte al trabajo. Imposible. ¡Con lo fácil que es darle un biberón repleto de leche con cereales a ver «si aguanta más»!

Lactancia concluida, me rindo. No puedo más. Que no me pida nadie más, por favor. El bebé se enferma: somatiza las largas horas de separación, acusa la falta de defensas de la leche materna, no sale de una otitis para entrar en una bronquitis… tengo que faltar al trabajo, el jefe me va a echar.

O no, tengo suerte y apoyo, y descubro que es posible trabajar y seguir amamantando, que la lactancia es un placer mucho más allá del alimento, que es un modo excelente de resarcirnos por las largas horas de separación, que quiero amamantar hasta que a los dos nos dé la gana, que lo protejo de las enfermedades de guardería, que estamos disfrutando: y entonces todos los aguafiestas de turno te dicen que hasta cuándo, que si no te da vergüenza, que va a mamar hasta que vaya a la universidad, que traerá problemas en el futuro, que lo estás «malcriando»….

Algo está mal en todo esto. Sigue leyendo