Entrevista a Laura Mascaró, miembro del movimiento por la educación en casa
MARTA ORTEGA.-
<< Educando en casa, los padres y los hijos tienen libertad para decidir qué cosas aprenden, cuándo las aprenden y, sobretodo, a qué ritmo las aprenden>>.
Laura Mascaró de 32 años es menorquina. A la edad de 17 años, se trasladó a Barcelona donde se licenció en Derecho y trabajó con niños de diversos ámbitos. Volvió a su tierra natal, y mientras ejercía la abogacía por cuenta propia educó a su hijo en casa.
Abogada, experta en Homeschooling, ha publicado un libro sobre el homescholling “Educación y Libertad”, ofrece conferencias en distintos países, y ha escrito artículos en diversos diarios y revistas de tirada nacional.
Laura ¿puede explicarnos en qué consiste el homescholling?
“Homeschooling” es el término inglés que se utiliza para hacer referencia a la educación en casa, es decir, a la educación de los hijos prescindiendo del sistema escolar. Ahora bien, dentro del homeschooling hay mucha variedad de estilos y métodos, no hay una única forma de educar en casa. Además, no todas las familias que educan en casa están necesariamente en contra del sistema educativo. Sencillamente, es una opción más, otro medio para llegar al mismo fin.
¿Cómo y por qué decidió educar a su hijo desde casa?
Siempre me había interesado esta forma de educación, pero lo cierto es que no me lo planteaba como una opción válida para nosotros. Sin embargo, cuando mi hijo empezó la escuela infantil, a los tres años de edad, tuvimos algunos problemas con el colegio y decidí darle de baja. No sabía cómo lo iba a hacer, ni cómo iba a compaginarlo con mi trabajo, ni cómo iba a explicárselo a la gente, era un mar de dudas pero, en el fondo, sabía que estaba haciendo lo correcto.
¿Qué diferencia hay entre una escuela y el homeschooling? ¿Qué valor añadido tiene la educación en casa?
La libertad. Educando en casa, los padres y los hijos tienen libertad para decidir qué cosas aprenden, cuándo las aprenden y, sobretodo, a qué ritmo las aprenden.
En la escuela hay un currículum impuesto, un plan de estudios, unos métodos y unos materiales impuestos. En casa puedes aprender lo mismo en mucho menos tiempo por el simple hecho de que lo estudias en el momento en que te interesa. En la escuela tienes que hacer una hora de matemáticas, otra de lengua y otra de inglés, aunque en ese momento sólo te interese la historia. Además, encuentro que los horarios tienen un efecto muy perjudicial. Como dice John Holt, lo que el timbre enseña es que no hay nada tan importante que merezca la pena ser terminado. Cuando el niño está enfrascado en la lectura de un libro y tiene que parar necesariamente porque el timbre le indica que es la hora del recreo, por ejemplo, lo que le estamos diciendo es que la lectura de ese libro no es importante.
Y hay algo más que afecta, no sólo al rendimiento académico, sino a la autoestima de los niños: en casa pueden aprender de sus errores. En el colegio, en cambio, los errores son destacados y penalizados. Los exámenes y las notas son una herramienta terrible para el aprendizaje.
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